lunes, 5 de enero de 2015

Plasticidad, pensamientos y cambios...

“Estamos ante un solo pensamiento de cambiar nuestras vidas”.

Quizás nos podamos agarrar fielmente al contenido literal de esa afirmación; quizás solo baste con uno, el pensamiento desencadenador del cambio. Y de no ser así, ¿qué más da? Sigue intentándolo, pues no será en vano. Quizá ese uno no sea suficiente, quizás no sea el desencadenante, pero sí el impulsor. En cualquier caso hazlo, empieza ahora, no creo que exista mejor momento que ahora para comenzar a cambiar.

El cerebro se modifica a cada instante, te guste o no. Ahora mismo lo está haciendo mientras lees estas líneas, y lo ha hecho durante todo el día de hoy, pero tal vez de formas bien distintas. ¿Quieres saber cómo?

La introspección retrospectiva se refiere al hecho de ser conscientes de los estados mentales propios que han quedado atrás en el tiempo. ¿Cómo te has sentido hoy?

Cuando aprendemos algo nuevo se forman en nuestro cerebro nuevas conexiones, mientras que cuando repetimos una y otra vez las mismas situaciones las conexiones existentes se fortalecen. Un ejemplo muy famoso en neuropsicología es el caso del hipocampo de los taxistas de Londres. El hipocampo es la estructura cuya función es de vital importancia para la consolidación de los recuerdos. Los taxistas de Londres, debido a que tienen que memorizar miles de rutas, presentan un hipocampo significativamente más grande que el de personas que no realizan ninguna actividad mnésica de semejantes características. A base de repetición, sus conexiones se han fortalecido, con el consiguiente aumento estructural del cerebro. También se produce un cambio en nuestro cerebro cuando aprendemos algo novedoso, nuevas conexiones se forman. Intenta aprender a hacer malabares. El primer día no darás pie con bola, nunca mejor dicho. Poco a poco se irán creando nuevas conexiones, nuevos caminos en nuestro cerebro para que la información de lo que queremos hacer se estructure en nuestro cerebro.

 Es como hacer una autopista para que la información viaje de la mejor forma posible.

 Imagina un destino increíble y maravilloso que acabas de descubrir y a donde quieres llegar. Un destino del que te separan ríos infranqueables, una frondosa vegetación, montones de tierra y cúmulos de rocas por doquier. Llegar la primera vez se convierte en una tortura, algo tedioso, insufrible y agotador, pero ese lugar te encanta y quieres volver allí continuamente. Poco a poco, día tras día, vas labrando un camino. Al principio no deja de ser un pequeño sendero que te hace la aproximación más llevadera y soportable y, con el paso del tiempo, para llegar más pronto y disfrutar más de ese bello lugar, se ha de convertir en un camino, para pasar a ser una pequeña carretera y, finalmente, una autopista.

Así es como funciona nuestro cerebro cuando tratamos de aprender algo nuevo. Por el contrario, cuando hacemos una y otra vez lo mismo no estamos construyendo nada nuevo, sino más bien viciándonos en el recorrido que ya nos sabemos de memoria. Y esto está bien, o no, dependiendo de cómo haya sido esa introspección retrospectiva de la que hablaba antes.

Seguro que habéis oído hablar de la zona de confort. Todo el mundo siempre habla de que hay que salir de la zona de confort. Pero, ¡espera!, ¿por qué? No creo que esto haya de ser así necesariamente, no creo que tengamos que estar siempre teniendo que realizar el esfuerzo que, no nos engañemos, conlleva el hecho de salir de la zona más cómoda del mundo, nuestra zona de confort. ¿Y si nos gusta y nos sentimos plenamente realizados. Supongo que tiene que haber un momento donde podamos acomodarnos por fin y descansar. Si no, ¿qué sentido tendría que hubiera una zona de confort si no la podemos disfrutar nunca, teniéndonos que marchar siempre a lugares más incómodos? Introspección e introspección retrospectiva. Cómo me siento y cómo me he sentido, cuán realizado me siento con la vida que estoy viviendo y cuán fiel estoy siendo con unos ideales que un día construir y a los que prometí nunca engañar.

A partir de ahí podemos tomar la decisión de repetir las acciones, conductas y comportamientos que estamos realizando en estos momentos fortaleciendo esas conexiones que ya, por suerte, nos hacen vivir una vida plena y fiel a mi ideal de felicidad o, por el contrario, si es momento de comenzar a construir nuevos caminos, con esfuerzo y determinación, con constancia y tesón, con amor e ilusión.
“Estamos ante un solo pensamiento de cambiar nuestras vidas”.

Seguro que habéis oído hablar de la visualización. Pero, ¿sabíais que cuando imaginamos una acción se ponen en marcha las mismas estructuras cerebrales que cuando realizamos esa misma acción?

Cuando pensamos nuestro cerebro cambia. De ahí la importancia de saber manejar los pensamientos, de ser conscientes de ellos, de ser capaces de identificar la procedencia de los mismos y de gestionarlos de una manera adecuada. Nuestros pensamientos modifican nuestro cerebro a cada instante. Pensarás que éstos vienen de una forma desorganizada y desordenada, y que tú no tienes nada que ver con ese incesante ir y venir de pensamientos que continuamente te bombardean sin piedad. Pero no es así. En tu mano están todas y cada una de las herramientas necesarias para hacer de tu mente y de tu vida un lugar mejor.

“Estamos ante un solo pensamiento de cambiar nuestras vidas”.





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