Eres tú…
Lo sé, por ese lunar que besa tu labio y
que tanto me gustaba acariciar con los míos. Lo sé, porque hueles a ti, al
perfume de hogar que impregnaba cada uno de los rincones que ahora se
encuentran vacíos. Lo sé, porque el sonido de tu voz sigue siendo el mismo que
suena en mi mente, aunque ahora con otras notas, las de despedida, las de
historia acabada, las del crepúsculo cuando ya no hay más guión en esta
película. Lo sé, porque te mueves de forma parecida a como solías hacerlo,
aunque ahora pareces ir en otra dirección. Lo sé, porque reconozco esa sonrisa
que intentas retener pero que se te escapa de vez en cuando haciéndome de nuevo
dudar, aunque ahora, efímera y fugaz, parece una ilusión. Lo sé por el tono de
tu piel, porque parece igual de cálida que lo fue aquella preciosa tarde de
verano, aunque ahora siento frío cuando me acerco lo suficiente a ti. Lo sé…
pero no te reconozco.
Ahora eres solo una impostora, una
extraña disfrazada del amor, un títere guiado por los hilos del olvido, insustancial,
sin esencia. Ahora eres aquella persona que solía conocer…
*
No vemos con los ojos, sino con el
cerebro. La imagen entra a través de los ojos y en la retina el estímulo visual
es transformado en impulso eléctrico. Este impulso viaja por el nervio óptico
hasta las profundidades del cerebro, y cuando alcanza las regiones corticales
nos hacemos consciente del estímulo visual externo. Pero esto no ocurre en una
sola región cerebral, sino que tenemos más de 30 regiones cerebrales para cada
una de las características de una imagen. Un área, por ejemplo, percibe los
bordes y contornos, otra el movimiento, otra el color y así sucesivamente hasta
“recoger” todas y cada una de las características del estímulo. Una de estas
áreas, llamada Giro Fusiforme, está encargada del reconocimiento exclusivo de
las caras. Cuán importante era el reconocer un rostro determinado que
disponemos una sola región encargada de esta misión. Tiene cierta lógica cuando
tenemos que diferenciar el rostro de nuestra pareja, de nuestro jefe o de un
enemigo. Si existe una lesión en el Giro Fusiforme no seríamos capaces de
diferenciar entre rostros diferentes. Seríamos pues capaces de percibir la
velocidad con la que se mueve un objeto, su color, su forma, pero no
reconoceríamos el rostro de nuestra pareja o de nuestra madre. Esta incapacidad
debido al daño en el Giro Fusiforme se llama Prosopagnosia.
Sepa el lector que todas estas áreas
están interconectadas entre sí, de manera que nuestro cerebro pueda integrar
toda la información. Podemos saber que ese objeto redondo, amarillo y con
líneas blancas que viene a gran velocidad es una pelota de tenis. De esta forma
nuestras regiones cerebrales motoras son capaces de realizar los cálculos
necesarios para realizar la correcta recepción de la aterciopelada pelota. ¿Has
pensado cuán difícil debe ser realizar esta acción? Imagina coger un huevo de
la nevera. La disposición de los dedos, la justa presión para que no se te
caiga y para a su vez no estrujarlo. Pero la cosa es aún más brillante. ¡Sabio
cerebro y sabia naturaleza! Existe una conexión más asombrosa aún. Esta viaja
desde el Giro Fusiforme hasta las amígdalas y otras áreas del Sistema Límbico,
el centro emocional de nuestro cerebro. El síndrome de Capgras se produce
cuando existe una lesión en estas vías de comunicación entre el área
relacionada con el reconocimiento de caras (Giro Fusiforme) con los centros
emocionales de nuestro cerebro (sistema Límbico). En este caso, el paciente es
capaz de reconocer el rostro de la persona que tiene enfrente porque su Giro
Fusiforme está intacto, pero no llega a percibir la emoción que acompañaba
anteriormente a dicha imagen. Lo que le ocurren a estos pacientes es que
reconocen el rostro de esa persona, pero no existe relación entre el rostro y
la emoción que desencadenaba el mismo. Parece obvio pensar que el rostro de una
pareja o una madre suscita una emoción. Pero, ¿de verdad crees sentirla y ser
consciente de ella cuando llevas cuatro años conviviendo con tu pareja? Está
claro que cuando estás enamorado o cuando llevas dos días sin ver a tu pareja o
a tu madre y por fin se produce el reencuentro percibes la emoción del
instante. Pero esa relación es algo más profunda, casi imperceptible en muchas
ocasiones. Cuando esta lesión en las áreas cerebrales que conectan Giro
Fusiforme con el Sistema Límbico el paciente cree que su pareja, sus padres e
incluso en ocasiones su perro son impostores. Obviamente reconocen el rostro,
saben que es el rostro de su padre, identifican sus rasgos faciales, pero no
asocian ningún sentimiento ese rostro. Esas personas se convierten, para los
pacientes, en aquellas personas que solían conocer.
Lo curioso es que estos pacientes sí
identifican a las mismas personas si en lugar de verlas físicamente las oyen
por teléfono. Separados en habitaciones diferentes y solo separados por una
puerta, comunicándose a través de un teléfono móvil, el paciente distingue a la
pareja, padres y, si éstos hablaran, también a sus perros. Pero tras colgar en
teléfono y entrar en la habitación el paciente se siente asustado y
literalmente puede manifestar enojo con “el impostor” por haber sustituido a la
persona por la que solía sentir un gran vínculo emocional. Esto es porque las
conexiones desde los centros auditivos con el Sistema Límbico sí están
intactas.
*
¿Podrían existir diferencias
significativas en las conexiones entre el Giro Fusiforme y el Sistema Límbico
cuando una relación sentimental acaba dejando esa sensación de desconcierto que
tenía el personaje con el que introducíamos este artículo?
Es la primera vez que me cuesta entenderte, bueno si, te entiendo pero no se donde quieres llegar. A ver... estas dentro de un área excesivamente analítica metiéndote en la neuriciencia, es decir hablas del bosque y te pones a analizar el milímetro de la corteza de un árbol y con esa información lo generalizas de nuevo al bosque, y ahí me pierdo. Por mucho que analices la composición química de la tinta de un escrito, jamás sabrás el mensaje. Mediante un análisis pormenorizado de la sensación donde después hay un montón de procesos psicológicos que almacenan la información en otros lugares y allí es donde se recurre posteriormente en el recuerdo o emoción y no donde llega al principio, que mas da reconocer o no, ya lo tienes dentro y ese es tu mundo real. Para terminar y espero ser gráfico con un ejemplo, que pasa con los ciegos que no ponen en funcionamiento esas zonas? No ven y no aman? No reconocen con la vista y que? O quien pierde la vista ya no puede emocionarse por lo que amo? Amar es sentir y reconocer con el corazón no con los sentidos físicos. Afortunadamente la ciencia no llega a eso y espero tarde muchísimo. Saludos y oye, muy bien escrito y fundamentado, seguro sirve para algún estudioso en el deporte y reconocimiento rápido de patrones para el tiempo de reacción y esas cosas. Genial en eso.
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