Y seguro que lo tiene...
Y
como la palabra “viral” (que se hizo viral), mucha de la información que nos
llega (de la forma más sensacionalista posible) también se hace viral.
Pareciera como si tuviéramos un mecanismo intrínseco que recompensa a (cómo no
decirlo en una entrada como esta) nuestro cerebro por compartir rápidamente
cualquier tipo de información digna de un emoticono (creo que así se llama) a
cual más llamativo.
El
escalador que no tiene miedo porque su amígdala no se activa como la de otro
que sí lo tiene (me refiero al miedo). Esa es la noticia viral (no acabo de
pillarle el rollo a ese nombre) que circula por las redes sociales escalísticas
(este nombre me lo invento yo y también puede molar e incluso, si queréis, ser
viral).
The Strange Brain of the
World’s Greatest Solo Climber
Alex Honnold doesn’t
experience fear like the rest of us.
De
esta forma la revita Nautilus encabeza el reportaje que dedican al espectacular
escalador Alex Honnold.
He
de decir que sí, que seguramente, y no pongo en duda, el bueno de Alex (porque tiene cara de bueno; y porque seguro
que también lo está el muchacho) tiene un cerebro “extraño”. Yo más que extraño
lo llamaría anormal, refiriéndome a la normalidad como aquello que es más común
en nuestra sociedad, cultura o como queráis llamarlo. No dudo que el
funcionamiento de algunas áreas concretas del cerebro del señor Honnold sean
anormales y, sin duda, admirables. Lo que sí pongo en duda es que el
extraordinario escalador americano lo sea (extraordinario) porque no
experimente miedo, esto es, no experimente la emoción que sin lugar a dudas ha
sido más relevante para nuestra supervivencia como especie a lo largo de la
evolución. Sí es cierto que se han dado casos de individuos que han perdido la
capacidad de experimentar miedo, aunque no demasiados debido a que la amígdala
(esa estructura cerebral primitiva con forma de almendra) en realidad sean dos,
dispuestas éstas de forma bilateral, esto es, cada una en uno de los dos
hemisferios cerebrales. Es famoso en la literatura de la neurología y la
neuropsicología científica el caso de la paciente S. que sufrió el síndrome de
Urbach – Wiethe.
Adolphs
y colaboradores (1994, 1995) investigaron pacientes que sufrieron el síndrome
de Urbach – Wiethe; una enfermedad autosómica recesiva muy rara la cual produce
calcificaciones bilaterales en el lóbulo temporal medial, especialmente en las
amígdalas (en el 50 – 70% de los casos). Ellos encontraron la imposibilidad en
el reconocimiento de las expresiones emocionales de miedo en caras humanas, mientras
que la habilidad de reconocer expresiones de felicidad en caras ajenas estaba
totalmente preservada en estos pacientes.
Un
mal funcionamiento de las amígdalas cerebrales no solo implicaría que un
individuo manifestara, o no, la emoción de miedo, sino que además le
imposibilitaría, entre otras cosas, a identificar las expresiones de miedo de
los demás, así como presentarían alteraciones en la memoria episódica (la que
tiene que ver con uno mismo) emocional. El miedo y todo lo relacionado con él desaparecerían, no existirían ni en él ni en los demás.
Por
otro lado, y haciendo uso de la información que también hace la neurocientífica
que ha llevado acabo el estudio del cerebro de Honnold, el escalador
norteamericano, tal y como indica la
autora a través de los resultados de la Imagen de Resonancia Magnética estructural,
posee una amígdalas sanas. La controversia viene cuando, dentro del escáner, se
le realizan a los dos escaladores una tarea experimental de visualización de
imágenes y comparan así a través de Imagen de Resonancia Magnética Funcional
(donde se puede ver la activación del cerebro de un individuo mientras que
realiza una tarea dada) los cerebros de ambos escaladores. La activación de las
amígdalas de Alex Honnold para nada tiene que ver con la del otro escalador.
Que
dos estructuras cerebrales concretas, y de dos personas diferentes, se activen
ante una misma tarea de manera distinta no quiere decir que una funcione bien,
o mal, y la otra de forma extraña o anormal, en absoluto. De hecho, haciendo
referencia a las amígdalas cerebrales, podemos ver una hiperactividad de éstas
en personas que manifiestan trastornos de ansiedad. Ahora es cuando podemos
cuestionar todo lo que estoy argumentando. Si una persona que tiene ansiedad
tiene una hiperactividad de las amígdalas Alex Honnold tendría una
hipoactividad de las mismas. Obvio. Y seguramente esto sea así. Sin embargo, en
nuestro cerebro, una masa gelatinosa compuesta por más células que estrellas
hay en la Vía Láctea, todo es un poco más complejo. Una persona con ansiedad no
solo muestra una hiperactividad de las amígdalas, sino que, a su vez, presenta
una hipoactividad en regiones prefrontales que son más recientes en nuestra
filogenia y que tiene que ver con la regulación y el control, por así decirlo,
de regiones más primitivas como las amígdalas.
Aparcando
un poco el tema neuroanatómico y centrándonos en el concepto cotidiano y
sensacionalista del miedo, Alex Honnold sí experimenta miedo, pues de no ser
así os puedo asegurar, entusiasmados lectores, que hoy Alex no estaría entre
nosotros (eso quisiera más de uno, o una, yo incluido), pues ya se hubiera
matado. Lo que seguramente el excepcional escalador norteamericano presente en
su anormal y extraordinario cerebro sea una actividad del mismo modo
extraordinaria en regiones prefrontales del mismo.
Las
regiones prefrontales son las encargadas de las llamadas Funciones Ejecutivas. En
general, dentro de este concepto se incluyen habilidades vinculadas a la
capacidad de organizar y planificar una tarea, seleccionar apropiadamente los
objetivos, iniciar un plan y sostenerlo en la mente mientras se ejecuta,
inhibir las distracciones, cambiar de estrategias de modo flexible si el caso
lo requiere, autorregular y controlar el curso de la acción para asegurarse que
la meta propuesta esté en vías de lograrse, etc. En síntesis, organización,
anticipación, planificación, inhibición, memoria de trabajo, flexibilidad,
autorregulación y control de la conducta constituyen requisitos importantes
para resolver problemas de manera eficaz y eficiente (Papazian, O., Alfonso,
I., & Luzondo, R. J. 2006)
De
este modo quizás la noticia debería hacer sido que Alex Honnold, ese
extraordinario escalador norteamericano posee un cerebro “extraño” porque tiene
un perfecto control ejecutivo. Claro que no hubiera sido tan viral.
Y ahora, ¿lo compartes?
;)
Y ahora, ¿lo compartes?
;)
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