viernes, 11 de septiembre de 2015

Diferencia de sexos

Al abrir la página “Conociendo nuestrapsique, aprendiendo cómo somos”, y mirar en las estadísticas, compruebo que el número de visitantes femeninas es mayor que el de visitantes masculinos por un aplastante 69% a 31% respectivamente.

Una vez me interesé por un libro llamado “Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus”. Me llamó mucho la atención la metáfora utilizada por el autor, Jhon Gray, cuando sugiere planetas diferentes como lugar de procedencia para cada uno de los sexos. Este divertido enfoque pudiera ayudarnos a comprender, por fin, que somos diferentes, ni mejores ni peores, pero sí diferentes.

Si la naturaleza nos dispuso de órganos sexuales diferentes, ¿cómo nuestros cerebros, el que nos dirige para ser quienes somos, sentir lo que sentimos, y comportarnos como nos comportamos, no iban a serlo también? 

La paradoja de la igualdad” es un documental noruego que nos habla de esta distinción entre hombres y mujeres. Noruega es el país con más igualdad entre hombres y mujeres. Los creadores de dicho documental se dieron cuenta que, aun siendo el país con mayor igualdad entre sexo, los trabajos de ingeniería, por ejemplo, estaban más desarrollados por hombres, mientras los trabajos de enfermería, por ejemplo, eran más desarrollados por las mujeres. La conclusión que llegaron estos observadores documentados es que cuanto más igualdad y, por ende, libertad de elección tengamos, más notorias se harán esas diferencias. En un país en crisis se trabaja de lo que se puede, pero una vez tengamos la libertad de elegir libremente (como en Noruega) qué tarea desempeñar, a qué dedicarnos, las diferencias se hacen de una forma más objetivas, sin sesgos, pues cada cual se enfoca en lo que realmente le gusta y siente.

Todos somos mujeres hasta que se demuestre lo contrario

En el momento en el que el espermatozoide se encuentra con el óvulo queda determinado el sexo del bebé. Cromosomas “XX” niña, cromosomas “XY” niños. Pero durante las primeras 7 – 8 semanas de gestación, y en este tiempo el feto ya ha desarrollado los dedos de las manos y de los pies, el cromosomas “Y” no se expresa. Nos desarrollamos todos, sin excepción, como chicas hasta transcurrido ese periodo en el que se expresa el cromosoma “Y”. Tras su expresión comienzan a formarse los genitales masculinos (testículos y pene). Los testículos liberarán grandes cantidades de andrógenos, como la testosterona, que impregnarán al cerebro y lo hará diferente al de las mujeres

Muy a pesar de los machos machistas, como decía mi profesora de Psicobiología en mi primer año de carrera, “esto es así”.

Así que la igualdad total dura eso, 7 – 8 semanas. A partir de ahí, somos diferentes.

Los “localicistas” argumentaban que cada función de nuestro organismo, o nuestras conductas (hablar, ver, reír, tener miedo, etc.), estaban localizadas en un área concreta de nuestro cerebro. Así Broca descubrió el área que lleva su propio nombre, “Área de Broca”, estrechamente relacionada con el lenguaje verbal. Y no fallaron en su totalidad con esta argumentación, pues cierto es que cuando alguien sufre un daño en esta área en concreto su capacidad para hablar se ve impedida por lo que se conocen como afasias. Pero no dar un paso más a esta teoría sería aceptar que nuestro cerebro se comporta como una simple máquina. El “Área de Broca” está situada en la corteza prefrontal izquierda. Kacie Caves era una joven de 10 años cuando comenzaron sus ataques de epilepsias que se originaban en todo el hemisferio izquierdo y descontrolaba fuertemente toda la parte derecha de su joven cuerpo. Tenía más de 100 ataques epilépticos al día, por lo que era insoportable vivir así, e incluso un ataque de la envergadura de los que tenía la pequeña podría matarla. Entonces los médicos propusieron realizarle una hemisferectomía, esto es, la extirpación completa de un hemisferio cerebral, en este caso el izquierdo, el foco de los ataques de la pequeña Kacie. Pero, ¿qué pasaría con el lenguaje y las demás funciones “localizadas” en el hemisferio izquierdo? Su cerebro se reorganizó, la neuroplasticidad se hizo evidente. Kacie hoy es una mujer que puede andar y hablar.

El funcionalismo o localicismo, es un buen punto de partido, pero la complejidad de la “máquina” más sofisticada del Universo va más allá. Los cambios adaptativos que puede realizar, y que de hecho realiza, tienen un trasfondo biológico – evolucionista. Es una máquina viva, la cuidadora de nuestra especie, de nuestras vidas.

Si lo hace el organismo es porque desempeña una función evolutiva.

El hecho de que, por ejemplo, las mujeres sean más empáticas que los hombres no es fruto de la casualidad. El hombre iba de caza, la mujer se quedaba cuidando de los hijos y, para ello, tenían que ser capaces de identificar qué sentía un niño cuando lloraba. El hombre no se ocupaba de ello, por lo que no desarrolla esa capacidad del mismo modo que las féminas. Esto es solo un ejemplo, pero podríamos poner muchos más. La musculatura del hombre superior a la de las mujeres es otro ejemplo de la diferentes roles que siempre han desarrollado cada uno de los sexos en la historia de la evolución.

Los orgasmos femeninos.

El cerebro de la mujer se desconecta más del mundo exterior cuando hay sexo de por medio. Cuando realizaban el acto sexual el hombre siempre tenía que permanecer en parte vigilante ante cualquier ataque repentino de algún depredador o rival. La mujer no se ocupaba de ello por lo que podría preocuparse más de esas sensaciones placenteras que producía el acto reproductivo.

Solemos confundir igualdad de oportunidades, de derechos y de obligaciones con la igualdad absoluta, como si realmente fuéramos iguales. Somos humanos, hombres y mujeres y es por ello por lo que tenemos el derecho a igualdad de condiciones, de oportunidades y a no ser discriminados por nuestro sexo, seamos hombres o mujeres, pero no alegando para ello, que esto es algo diferente, que somos iguales. Pues no, no lo somos, para lo bueno o para lo malo. Las mujeres, y siempre generalizando, son más empáticas que los hombres y estos últimos más fuertes. A los niños, muy a pesar de muchos, van a preferir jugar con camiones que con muñecas y ellas, las niñas, van a preferir jugar con muñecas que con balones de fútbol. Os invito a que veáis el documental “La paradoja de la igualdad” para que os acabéis de convencer.

Los hombres somos de Marte, y las mujeres son de Venus.







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